La carrera por la Casa Blanca se intensificó esta semana cuando Donald Trump ganó los caucus republicanos en Iowa con el 51 por ciento de los votos, superando cómodamente a sus rivales Ron DeSantis y Nikki Haley. Los resultados de casi todas las encuestas ahora muestran que se ha convertido en el favorito para ganar las elecciones generales de noviembre.
Ya sea que apoyen al expresidente o no (la mayoría de la plutocracia apoya a Trump), el establishment busca siempre considerar las posibles ramificaciones en el mercado de un posible segundo mandato de Trump o alternativamente de Joe Biden o Haley. Uno de esos sectores que ha cobrado protagonismo es el de la defensa, especialmente a la luz de la escalada de tensiones en Oriente Medio, Europa Oriental y Asia Central. Y en un sentido más general de cuáles serían los sectores económicos donde habría potenciales ganancias, que es la palabra mágica, el “abracadabra” que abre las puertas de la Casa Blanca.
La estrategia militar de la ultraderecha estadounidense. ¿Trump versus Haley?
En una nota a los inversores esta semana, el jefe de investigación de políticas estadounidenses de la empresa Piper Sandler, Andy Laperriere, destacó la defensa como un sector a tener en cuenta en caso de que Trump o Haley ganen en noviembre. De hecho, le otorga a Haley “calificaciones más altas” que a Trump cuando se trata de aumentar el gasto en defensa y escribe que la exgobernadora de Carolina del Sur y exembajadora en las Naciones Unidas estaría “más concentrada que Trump en obtener victorias sustanciales en el Congreso para presupuestos militares que Trump”.
Una segunda presidencia de Trump podría significar que Estados Unidos se retire de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN), una de sus prioridades de larga data, en cuyo caso probablemente necesitaría aumentar los desembolsos militares propios. Actualmente, Estados Unidos gasta alrededor del 3,5 por ciento de su producto interno bruto (PIB) en defensa nacional, lo que es significativamente más alto que lo que gastan la mayoría de los países, pero está por detrás del desarrollo militar de la década de 1980, cuando los desembolsos estaban más cerca del siete y el ocho por ciento de su PIB. Regresar a esos gastos de Ronald Reagan es el “sueño dorado” del Complejo Militar Industrial estadounidense
¿Un presupuesto anual de defensa de un billón de dólares?
Nada de esto sugiere que el ejército haya “languidecido o se esté muriendo de anemia” bajo el gobierno del presidente Biden. Nada más lejos de la verdad. Estados Unidos ya gasta más que los siguientes 10 países combinados y, a fines del año pasado, el mandatario firmó el proyecto de ley de política de defensa de Estados Unidos, autorizando un gasto militar anual récord de 886 mil millones de dólares. La “ayuda militar” a Ucrania, Israel y Taiwán, por poner unos pocos ejemplos, no es solo un uso desmañado del dinero de los contribuyentes al erario, sino que pone en peligro la paz mundial y la supervivencia de la humanidad, incluyendo por supuesto la de los propios Estados Unidos.
Pero con el termostato geopolítico mundial subiendo a causa de la agresividad imperialista por doquier, es fácil observar que este presupuesto aumentará aún más y pronto llegará a superar un billón de dólares. Según el subsecretario de Defensa de Estados Unidos, Mike McCord, malgastar esa enorme cantidad de dinero es “inevitable” dentro de unos pocos años.
Esto tendría implicaciones claramente positivas para las acciones de las compañías de la industria militar y sus dueños, pero no me lo crean a mí. En diciembre pasado, la empresa de pronósticos financieros Fitch Ratings elevó su previsión para la industria de defensa y escribió que los contratistas “se verán respaldados por mayores órdenes de compras militares y un mayor gasto en seguridad nacional”.
Ese mismo mes, el Financial Times revisó las carteras de pedidos de los 15 principales contratistas de defensa y descubrió que sus pedidos pendientes combinados en solo el primer semestre de 2023 sumaban la enorme cantidad de 764 mil millones de dólares.
El “gasto sostenido” de los gobiernos de la Casa Blanca en defensa “ha estimulado el interés de los inversores en el sector”, se lee en ese artículo. Queda claro, una vez más, que el gobierno estadounidense está al servicio del Complejo Militar Industrial y no al revés, y que al fin de la jornada, ellos son quienes mandan.
Los “Cinco Grandes” del Complejo Militar Industrial y los contratos federales.
Al evaluar una empresa de servicios de defensa y su potencial de crecimiento, es esencial dedicar tiempo a analizar su cartera de contratos. Muchas de estas empresas tienen un solo comprador: el gobierno federal, lo que crea una dinámica de mercado única en la que la competencia suele tener menos que ver con el precio y más con la superioridad tecnológica y estratégica (real o percibida).
A lo largo de los años, los «cinco grandes» contratistas de defensa (Lockheed Martin, RTX, General Dynamics, Boeing y Northrop Grumman) han recibido alrededor de un tercio del presupuesto anual del Departamento de Defensa, según el Servicio de Investigación del Congreso (CRS). En 2022 se registró un récord de 705 mil millones de dólares en contratos militares, de los cuales 47 mil millones de dólares fueron para Lockheed Martin únicamente, más que cualquier otra empresa. En el presupuesto militar del año fiscal 2024, la friolera de 58 de los 78 sistemas de armas principales (aproximadamente tres cuartas partes) involucran al menos a una de las cinco grandes empresas como contratista principal. (En el cuadro a continuación, tenga en cuenta que Raytheon Technologies cambió su nombre a RTX en junio de 2023).
Esta tabla muestra por qué los políticos del Complejo Militar Industrial se opusieron tan rabiosamente a OBAMACARE. Una parte importante de los gastos médicos son también con las fuerzas armadas (Administración de Veteranos y sus familias) y muy sustancialmente las compañías de seguros de salud e incapacidad. OBAMACARE era un fortísimo competidor por el dinero de los contribuyentes para el Complejo Militar Industrial.
Dado que el gasto en defensa constituye una parte importante del PIB estadounidense y un panorama geopolítico global en escalada, las elecciones de 2024 podrían ser, de hecho, un momento decisivo para las acciones de defensa.
Tanto los inversores como los observadores del mercado están monitoreando atentamente los acontecimientos políticos que se desarrollan, entendiendo que el resultado de las elecciones podría impulsar al sector de defensa a nuevas alturas financieras y más perjuicio para todos, por supuesto.
¿Qué es realmente el Complejo Militar Industrial en su totalidad?
Es un grave error considerar que el Complejo Militar Industrial se limita a las fuerzas armadas, al presupuesto militar del que hablamos arriba, es una grave subestimación. Tiene muchas y a veces casi invisibles ramificaciones.
Una de ellas es el complejo militar- entretenimiento, es decir la cooperación entre los militares y la industria del entretenimiento para su beneficio mutuo, especialmente en campos como la cinematografía, multimedia, anuncios comerciales, realidad virtual y realidad extendida multisectorial. En los Estados Unidos esta subdivisión del Complejo Militar Industrial tiene ingresos difíciles de precisar, pero que se estiman entre los 75 y 100 mil millones anuales. Tiene una enorme importancia en la política nacional y local, sin mencionar en la enajenación del pueblo estadounidense y la falsificación de la historia y el presente. Un ejemplo de esta enajenación, es la compulsión de comprar armas de fuego, de las que en los Estados Unidos hay cientos de millones en manos de civiles y se producen cientos de masacres y tiroteos masivos anualmente.
La falsificación de la historia por el complejo militar- entretenimiento es tan enorme como evidente, tratando de consagrar a los Estados Unidos como un pueblo elegido de Dios, siempre victorioso y promotor de la paz, la democracia y la justicia en el mundo. Ver “Rambo” en sus varias ediciones es simplemente enloquecedor, en uno de los “Rambo” pareciera ser que Estados Unidos ganó la guerra de Vietnam.
Otra ramificación, bien entrelazada con la anterior es el complejo militar-industrial-mediático. Organizaciones como Fairness and Accuracy in Reporting (Imparcialidad y Exactitud de Información) lo han acusado de utilizar sus recursos mediáticos para promover el militarismo, lo que beneficia los recursos de defensa de la empresa y permite una narrativa manipulada de los conflictos armados. De esta manera, la cobertura de los medios puede ser usada para mostrar una mayor eficacia de los sistemas de armas y evitar cubrir las víctimas civiles o reducir el énfasis en ellas. Ejemplos de dicha cobertura incluyen la Guerra del Golfo, el bombardeo de Yugoslavia por la OTAN y la Guerra de Irak, pero todas las acciones bélicas de los Estados Unidos, recientemente las guerras de Ucrania y Gaza son manipuladas de la forma más cruda. Es una práctica común entre los contratistas de defensa y los fabricantes de sistemas de armas contratar a ex militares como portavoces de los medios. Ya en 2008, The New York Times relató que aproximadamente 75 analistas militares- muchos con vínculos con la industria militar- estaban siendo investigados por la Oficina de Responsabilidad Gubernamental y otras organizaciones.
Por detallar un solo ejemplo, durante la Guerra del Golfo, General Electric era propietaria de la gran cadena mediática NBC y al mismo tiempo fue contratista del misil de crucero Tomahawk y del misil Patriot II que fueron usados ampliamente durante ese conflicto. General Electric también fabrica componentes para el bombardero B- 2, para la modernización de los bombarderos B-52 y los aviones AWACS durante el conflicto. General Electric recibió dos mil millones de dólares en contratos de defensa relacionados con armas que se utilizarían en la Guerra del Golfo y en la invasión y ocupación de Irak por las fuerzas del imperialismo. Como observó FAIR, «cuando los corresponsales y consultores pagados de la televisión NBC elogiaron el desempeño de las armas estadounidenses, estaban ensalzando los equipos fabricados por GE, la corporación que paga sus salarios». Los medios de comunicación también omitieron por completo acontecimientos importantes, pero negativos. La NBC no mencionó los dos mil bombardeos en Irak en una noche durante la guerra, llegando incluso a decir que «es una noche tranquila en el Medio Oriente», suerte de versión actualizada de “Sin novedad en el frente”.
Una ramificación más (y faltan muchas otras que no podríamos mencionar por exceder los objetivos y espacio de este articulo) es el complejo militar- digital (MDC) o la militarización de las operaciones cibernéticas por parte de gobiernos (marcadamente el estadounidense) y corporaciones, a menudo a través de relaciones monetarias entre programadores informáticos de empresas privadas y las fuerzas armadas para “combatir la amenaza del ciberterrorismo” y la guerra no convencional contra Rusia, China, Cuba, Venezuela, Irán, la RPDC y otros estados, incluso países amigos y/o aliados de los Estados Unidos.. Las operaciones cibernéticas desde el 2000 han aumentado dramáticamente, con la creación de una rama especializada del Comando Estratégico de EEUU., el así llamado Comando Cibernético de los Estados Unidos.
Es decir, el presupuesto del Departamento de Defensa de los Estados Unidos, a punto de alcanzar un billón de dólares, es solo una parte de la tajada del Complejo Militar Industrial, y el apoyo de este principal centro de poder está directamente involucrado en las elecciones del 2024, con prioridad en los candidatos Trump, Biden y Haley.
¿En qué estados de los Estados Unidos es el Complejo Militar Industrial más poderoso e influyente política y económicamente?
Los datos del gasto en defensa de 2022, ahora son mayores. En los 10 estados donde el Complejo Militar Industrial tiene más participación directa son electos 845 o el 70 por ciento de los delegados que se requieren (mil 217) para obtener la nominación en la Convención Nacional Republicana de Milwaukee en junio y la de Chicago (Convención Nacional Demócrata) en agosto donde, superando ampliamente en este caso a los mil 894 requeridos para la mayoría. Como se observa solo en esos 10 estados de los 50 de Estados Unidos, donde el Complejo Militar Industrial concentra su poder político y económico, prácticamente se decide quienes serán los nominados. Con respecto a los más de 700 así llamados Super Delegados del Partido Demócrata, una cantidad mayoritaria de ellos está relacionada de una forma u otra con el CMI.
Unas palabras sobre los mercados de valores en los Estados Unidos, donde las acciones del CMI se convierten en dinero y viceversa.
Las Bolsas de Valores son mercados en los que se negocian valores financieros, materias primas, productos industriales, servicios y otros instrumentos financieros estadounidenses. Mientras que en el pasado, los comerciantes y corredores solían reunirse físicamente en un edificio de la bolsa para negociar acciones, ahora la mayor parte del comercio financiero se realiza de forma electrónica y automática. Los dos principales mercados de valores financieros de Estados Unidos son la Bolsa de Nueva York y el Nasdaq, donde prácticamente el 100 por ciento de las compañías importantes del CMI están representadas.
• Bolsa de Valores de Nueva York (NYSE)
NYSE es la bolsa de valores de Nueva York, fundada en 1790. Para cotizar en ella una empresa debe tener no menos de 400 accionistas y un millón cien mil acciones en circulación
• Sistema de cotización automatizado de la Asociación Nacional de Distribuidores de Valores (Nasdaq)
Nasdaq es el mayor mercado basado en pantallas electrónicas. Creada por la Asociación Nacional de Corredores de Valores (NASD) en 1971, es popular debido a su sistema informatizado y relativamente moderno, en comparación con la Bolsa de Nueva York. Actualmente incluye algunas de las empresas más grandes, como los gigantes tecnológicos Apple, Google, Amazon y Microsoft. Muy fuerte en alta tecnología donde el CMI tiene elevada participación.
Existen otros intercambios más pequeños, pero las empresas representadas en NYSE y Nasdaq son las que controlan la política estadounidense y las elecciones de 2024 no son excepción.
Estos son los reales protagonistas de la política estadounidense: el Complejo Militar Industrial, los bancos, las financieras de Wall Street y las bolsas de valores, quienes escogerán a los candidatos a las elecciones del 5 de noviembre y cuál de ellos será el inquilino de la Casa Blanca del 2025 al 2028.
rmh/jro