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sábado 18 de mayo de 2024
Antonio

Los ¿tres? jinetes del Apocalipsis: Guerra, Pandemia, Cambio Climático: Parte II – Pandemia

Las pandemias han sido siempre una de las causas más brutales de mortandad y de lo que llamamos hoy peligro o amenaza existencial para la especie humana.

Hoy enfrentamos una guerra durísima, contra la pandemia de COVID–19, en la que no hay vencedores, solo vencidos; en la cual no puede haber negociaciones de paz o armisticios, y que solo terminará con el control de ese enemigo, su prevención y cura mediante vacunas y medicinas eficaces, armas que aún no existen a plenitud y están en etapa de desarrollo y/o perfeccionamiento.

¿Estamos en una guerra de la humanidad contra la COVID–19? Sí, lo estamos, y se requiere de disciplina, de conciencia, patriotismo y solidaridad, por el bien de todos. Es muy importante sobre todo entender que esta pandemia no será la última y que pueden venir retos epidemiológicos aún mayores.

Pero en esta guerra donde la humanidad se defiende contra el COVID– 19, no existe la colaboración necesaria y muchos gobiernos de países altamente desarrollados, no solo no apoyan, sin que aplican bloqueos y sanciones a otros estados empeñados en la lucha por la supervivencia de todos.

Un ejemplo ha sido que la Casa Blanca evitara que el gigante de los suministros médicos 3M enviara máscaras a Canadá. Claramente criminal, incluso para los ya muy bajos estándares de la era Trump, fue que la firma estadounidense Vyaire Medical Inc., con sede en Illinois, prohibiera a sus recién adquiridas subsidiarias IMT Medical AG (suiza) y Acutronic (suizo–alemana) vender partes para ventiladores pulmonares a Cuba.

Antonio

Se necesita de la solidaridad, tanto a nivel intraestatal como entre naciones y Gobiernos. Cuba, un país de 11 millones de habitantes, sometido a una larga guerra económica, ha enviado decenas de brigadas de médicos y enfermeros a muchos países de América Latina y el Caribe, Europa, África y Oriente Medio para combatir la COVID–19.

Desde momentos tempranos de la pandemia, Cuba respondió eficiente y responsablemente a casos humanitarios como el del crucero de pasajeros británico MS Braemar, antes rechazado por otros puertos de la región.

Definir la pandemia como guerra conduce inevitablemente a la necesidad de identificar a un enemigo. El enemigo aquí es el coronavirus –no hay mucho que buscar–, pero algunos políticos reaccionarios han agregado calificativos al virus enemigo y politizado el escenario, tanto para atacar a otros como para alejar del escrutinio público su defectuosa gestión.

La expresión “el virus de China”, empleada por Donald Trump y otros políticos estadounidenses subordinados a él (sus sucesores de la administración de Joe Biden han sido igualmente malos, solo que menos vocales), ha sido relacionada con un aumento de los ataques racistas antiasiáticos en Norteamérica, sobre todo en New York y California.

Por otra parte, les ha sido imposible ocultar su necesidad de desviar– con tácticas contraproducentes como esa– la atención sobre la realidad de un sistema de salud incompleto y poco eficaz pese a los cuantiosos recursos de Estados Unidos.

Ha surgido una nueva forma de nacionalismo extremo, de vulgar chovinismo que es explotado al máximo por los Gobiernos de corte ultraderechista o fascista: ya que nos encontramos en “guerra”, es la hora de la filosofía de “mi país primero”. Una lamentable y cegata expresión seud – nacionalista, cuando es evidente que defender a la humanidad, promover las soluciones globales y la cooperación es la única forma de defender a nuestros países. Ahí está, otra vez, el ejemplo de Cuba.

Las Pandemias en el pasado humano

Estos son algunos ejemplos de grandes epidemias en la Historia, las cifras a veces son distintas en varias fuentes, están redondeadas a números cerrados de cientos de miles o millones de víctimas. Tabla compilada por J. Oro de diversas fuentes.

estadisticas

Las pandemias pasadas muchas veces estaban asociadas con dos terribles patógenos la viruela (Variola mayor) y la Yersinia pestis. La viruela posiblemente mato más personas a lo largo de muchos siglos que las demás enfermedades infecciosas juntas. Yersinia pestis es una bacteria que fue responsable de la peste bubónica, también conocida como la peste negra. El número de muertos por la Peste Negra fue de alrededor de 25 millones de personas en el siglo XIV, y también hubo varios rebrotes en el transcurso de los siguientes 300 años, lo que provocó millones de víctimas más. También se cree que Yersinia pestis fue responsable de la Plaga de Justiniano, una de las primeras plagas registradas, entre los años 483 y 565 de nuestra era.

Como afirmábamos arriba, la viruela ha matado a más personas que cualquiera de las otras pandemias en la historia hasta el presente. La epidemia de viruela más conocida fue entre 1519 y 1520, (que al parecer se extendió intermitentemente hasta 1595) en México. El número total de víctimas se estima de cinco a ocho millones (serian equivalentes a entre 70 y 120 millones si lo referimos a la población mundial actual). Incluyendo a la misteriosa epidemia del cocoliztli y el sarampión, México (entonces Virreinato de la Nueva España), perdió aproximadamente el 80 pòr ciento de la población, alrededor de 25 millones de muertes.

Pero la viruela es la que ha marcado todos los récords de tragedia. Sólo entre 1877 y 1977, la viruela mató a más de 500 millones de personas a nivel mundial, principalmente en Asia, África y América Latina.

La influenza, erróneamente conocida como la gripe española, otra de las peores pandemias de la historia, tuvo una tasa de mortalidad mucho más rápida que la viruela: mató a más de 50 millones de personas entre 1918 y 1919. Vínculo directo con el fin de la Primera Guerra Mundial, y el subsiguiente intercambio de decenas de millones de prisioneros, soldados desmovilizados y desplazados. Guerra y Pandemia cabalgando juntas, en mortífero y demencial galope.

La COVID-19 es la pandemia más importante de nuestros tiempos junto con el SIDA, pero ciertamente es la que se propaga más rápido. Sin embargo, el VIH/SIDA ha sido responsable de muchas más muertes, más de 32 millones desde 1981.

COVID-19 ha matado a más de seis millones 250 mil personas en menos de tres años.

Estas enfermedades son diferentes en muchos aspectos, pero debido a la naturaleza aerotransportada de la COVID-19, ha sido muchos más acelerada en muchos países y ha afectado más la vida diaria en todo el mundo.

A lo largo de la historia de las epidemias, la humanidad ha desarrollado nuevas formas de prevenirlas y/o combatirlas. Durante la Peste Negra, los marineros permanecían en sus barcos durante 40 días. Esas fueron las primeras cuarentenas.

También se han desarrollado vacunas, con la primera inventada precisamente para combatir la viruela. Hoy en día, las vacunas son un método esencial para la prevención y cura de enfermedades. De hecho, la vacunación generalizada contra la viruela condujo a la erradicación de esta enfermedad.

Una de las diferencias más importantes entre COVID y SIDA estriba en que COVID ya tiene vacunas (entre ellas cubanas, para gloria de nuestra Ciencia)

Hasta en obras de ficción, comenzando por la magistral Guerra de los Mundos de H. G. Wells se observa el efecto letal de agentes patógenos (que en ese libro de ficción destruyen a los “marcianos” invasores).

niñas

(Una niña saluda a su amiga a través de la ventana…..)

La pandemia de la COVID – 19 está lejos de terminar. No sabemos si se quedará para siempre, si no en la forma agresiva que enfrentamos ahora, sí latente y amenazando activarse y volver a extenderse en cualquier momento.

Pero, después de finalizado este episodio actual o pasando a su fase endémica, ¿cómo será la vida de la humanidad en el futuro a corto y mediano plazos? ¿Cómo será la llamada “nueva normalidad”? ¿Se alcanzará un nuevo contrato social para una vida más digna, sin bloqueos, sanciones, amenazas ni agresiones, con menor desigualdad, o simplemente todo seguirá como hoy? ¿Cuándo nos llega la nueva pandemia? ¿Que la provocaría?

¿Que podríamos hacer?:

“Necesidad perentoria de establecer una mayor colaboración internacional”.

Para poner bajo control la actual pandemia y las que son posibles en el futuro hay que aumentar el nivel de cooperación internacional. Países como Cuba, con extensión, población y recursos económicos limitados, han demostrado que sí se puede hacer un esfuerzo c coordinado para enfrentar la crisis.

En cambio, desde EEUU. se ha recrudecido el bloqueo contra Cuba y se han ampliado sanciones muy graves contra varios otros países.

Voces realistas como las del papa Francisco han proclamado, “este no es el tiempo de la indiferencia, porque todo el mundo está sufriendo y debe encontrarse unido para afrontar la pandemia (…) Este no es el tiempo del egoísmo porque el desafío que enfrentamos nos une a todos y no hace excepción de nadie”.

“Prepararse para una recesión económica desconocida desde la Gran Depresión, con un impacto directo en la vida humana”

Los efectos económicos ya son apreciables, y serán enormes. No tienen precedentes en tiempos de paz. El suceso reciente más parecido (pero inferior en orden de magnitud) con el que podemos comparar esta crisis, el crash financiero de 2008, gestó un cambio intenso en la economía del planeta.

La guerra en Ucrania y las irracionales y brutales sanciones económica contra Rusia y Belarus, están acabando de crear un ambiente de recesión en todo el mundo, como decimos en Cuba “le puso la tapa al pomo”

Probablemente, la mayoría de las economías tardarán entre dos y tres años en regresar a los niveles de producción que tenían antes de la epidemia, según coinciden en señalar distintos expertos en la economía mundial. La deuda de Estados Unidos excedía los 23 billones de dólares el 31 de diciembre de 2019; después de los próximos seis meses quizás llegue a 35 billones, alrededor del 150 por ciento del PIB nominal ajustado del 2022.

“Incremento de las crisis sociales. Oleada progresista y antifascista en América Latina y otras regiones”

El impacto de la pandemia en los justos reclamos sociales es y será muy claro, la necesidad de tener cobertura de salud pasará de ser necesaria/deseable a condición sine qua non. El líder socialista democrático estadounidense Bernie Sanders fue capaz de expresarlo en pocas palabras: “El sistema de salud es un derecho fundamental del ser humano”. Esta, una verdad permanente, debiera ser también un legado del virus, no se observa mucho progreso en esa dirección, lamentablemente.

1-de-Mayo

Este 1 de Mayo, en el mundo entero, se plantearán demandas de mejores y más seguras condiciones de trabajo. A corto plazo, se va a fortalecer el movimiento sindical a nivel mundial, en especial en los Estados Unidos, a pesar de todo lo que el “Big Brother” haga para evitarlo. Ignorar tales exigencias es como no ver el sol.

En las elecciones intermedias de noviembre de este año en Estados Unidos, los efectos de la pandemia y de su pobre enfrentamiento por la Casa Blanca y el Congreso, entre otras causas, pueden crear un efecto grave a favor de la ultraderecha.

Las estructuras económicas del fascismo han sido puestas al descubierto, y la necesidad de un gran cambio es mucho más evidente hoy. En América Latina se ha visto la victoria de las fuerzas progresistas y de izquierda en varios países de la región. Es posible la victoria de coaliciones de centro– izquierda/izquierda en Colombia y Brasil en los próximos meses.

Aun en la batalla contra la pandemia actual de la COVID y yéndose de control el conflicto en Europa del este, con el agravante de la aplicación de innumerables sanciones económicas bien irracionales, el paisaje económico–social del mundo podría ser muy diferente en poco tiempo. Es muy difícil saber hoy cuán diferente será, pero los cambios serán indudablemente sustantivos.

Hay que tomar acciones de inmediato. La otra alternativa es la muerte de millones de personas.

La Pandemia es uno de los jinetes del Apocalipsis actual; la desigualdad, el racismo y otras formas de discriminación son su caballo de guerra.

rm/jro

*Ingeniero cubano residente en los EE.UU.
José R. Oro
José R. Oro

José R. Oro Nació en Cuba en 1952. Geólogo de profesión, es autor de cuatro libros y más de 100 artículos especializados en minería, geología, ingeniería y medio ambiente y muchos otros de temas sociales, política y economía. Habla español, inglés, ruso y portugués. Experiencia en el desarrollo de grandes proyectos mineros y de infraestructura en Cuba, Puerto Rico, Venezuela, Colombia, Finlandia, Estados Unidos y Canadá. Vive en Connecticut, Estados Unidos. Casado.

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