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domingo 28 de abril de 2024
I Guerra Mundial

¿“El otoño del patriarca”? Joseph R. Biden y el cuatrienio perdido en los Estados Unidos (I)

Con unos Estados Unidos más divididos políticamente que en ningún momento desde la Guerra Civil de los 1860s, los estadounidenses tienen hoy opiniones bastante negativas sobre los líderes de ambos partidos y una alta proporción de ciudadanos dice que ellos son incapaces de resolver sus problemas. Las elecciones del próximo noviembre 5, con Trump y Biden como los probables candidatos, ambos de edad avanzada, solo ofrecen más de lo mismo, candidatos “otoñales” (1), impopulares ambos

La imagen presentada sobre Biden por Hur de un hombre que no podía recordar cuándo sirvió como vicepresidente de Barack Obama, o el año en que murió su amado hijo Beau, asestó un duro golpe a la tesis del actual presidente de que todavía está lo suficientemente perspicaz y alerta para servir otros cuatro años en la Casa Blanca. Al decidir no acusar a Biden de delito alguno, el fiscal especial escribió que en un posible juicio, “el Sr. Biden probablemente se presentaría ante un jurado, como lo hizo durante nuestra entrevista con él, como un anciano comprensivo, bien intencionado y con mala memoria”. Obviamente no se trata de alguien por el que cualquiera votaría para que continuara siendo presidente hasta los 85 años en un país como los EEUU. Una encuesta de enero realizada por NBC News encontró que el 76 por ciento de los votantes tienen preocupaciones importantes o moderadas sobre la salud física y mental del mandatario.

El 21 de febrero, Biden se refirió dos veces a conversaciones que tuvo como presidente con líderes extranjeros que en la realidad murieron hace ya mucho tiempo. Se refirió al presidente egipcio Abdel Fattah el-Sissi como el de México. Los asesores de prensa de la Casa Blanca han restado importancia a esos errores como si fuesen típicos de los que cualquiera en la vida pública puede cometer. ¡Al mal tiempo buena cara!

Sin embargo en su discurso del Estado de la Unión el jueves 7 de marzo, el presidente se mostró enérgico, alerta y coherente, realmente mucho más de lo que al menos yo esperaba.

¿Cómo ven los estadounidenses la política interna de Estados Unidos en el cuatrienio 2021 – 2024?

Faltando menos de ocho meses para las elecciones, los estadounidenses expresan opiniones negativas sobre Joe Biden, los líderes del Congreso en ambos partidos y el Congreso en general. Trump tampoco es muy popular.

Ha habido un fuerte aumento en la proporción de estadounidenses que dicen que el país no puede resolver muchos de sus problemas más importantes, del 41 por ciento en 2020 al 56 por ciento hoy. Aproximadamente tres cuartas partes del público (76 por ciento) dicen que tienen poca o ninguna confianza en el gobierno para tomar decisiones políticas, frente al 62 por ciento en 2021. Sólo un tercio aprueba la forma en que los líderes demócratas del Congreso cumplen sus tareas, y aún menos (29 por ciento) a los líderes republicanos.
Desde que tomaron el control de la Cámara de Representantes en enero del 2023, los republicanos han iniciado múltiples investigaciones contra la administración Biden y acusaciones a miembros de su familia. Una mayoría del 59 por ciento tiene poca o ninguna confianza en que las investigaciones dirigidas por el Partido Republicano serán justas y razonables; aproximadamente cuatro de cada diez (39 por ciento). Mientras tanto, la imagen personal de Biden se caracteriza por sus contrastes: si bien el 53 por ciento de los estadounidenses le atribuyen el mérito de defender sus creencias, sólo aproximadamente la mitad (27 por ciento) lo describen como inspirador. Más de cuatro de cada diez dicen que se preocupa por las necesidades de los ciudadanos comunes y corrientes (46 por ciento) y que es honesto (44 por ciento), pero muchos menos (31 por ciento) dicen que es “mentalmente sagaz”. Los republicanos otorgan a Biden calificaciones bajas en todo lo que se pregunta en las encuestas.

En general no ha habido ninguna mejoría en la opinión sobre las condiciones económicas, sólo el 19 por ciento califica las condiciones económicas como excelentes o buenas, mientras que el 46 por ciento dice que son sólo regulares y el 35 por ciento considera que son malas, con excepción de empleo que subió en febrero/2024 en 275 mil, lo cual es bueno. El 46 por ciento espera que las condiciones económicas empeoren durante 2024, y sólo el 17 por ciento dice que mejorarán. La proporción que predice que las condiciones económicas empeorarán ha aumentado seis por ciento desde enero del 2023. El costo de los alimentos, los bienes de consumo y la vivienda siguen siendo preocupaciones importantes.

La mayoría del pueblo (como se ve en la Tabla 3) dice que el país no puede resolver muchos problemas importantes. Hace apenas un año, 56 por ciento dijo que “como estadounidenses, siempre podemos encontrar una manera de resolver nuestros problemas”; y un 43 por ciento dijo que no. Hoy en día, esas opiniones han cambiado: son más los que dicen que el país no puede resolver los problemas. El cambio se ha producido de manera bastante equitativa entre los miembros de ambos partidos; una mayoría de demócratas (58 por ciento) y un 52 por ciento de republicanos consideran que el país es incapaz de resolver problemas clave.

Con respecto al poder judicial, aproximadamente la mitad del público estadounidense (48 por ciento) ve a la Corte Suprema favorablemente, mientras que el 50 por ciento no. Estas opiniones prácticamente no han cambiado desde agosto pasado, tras los controvertidos fallos del tribunal sobre el aborto y en otros casos de alto perfil. El índice de favorabilidad del tribunal se mantiene en su nivel más bajo en tres décadas. Y las opiniones sobre la Corte Suprema siguen divididas según las líneas partidistas. Más del doble de los republicanos (68 por ciento) que de demócratas (31 por ciento) ven al tribunal con buenos ojos.

En sentido general se observa una crisis de confianza entre los estadounidenses sobre la división de poderes en su país. Particular perjuicio y desmoralización están relacionados con la politización del Poder Judicial, y que se quiera “torcer” las decisiones legales e incluso constitucionales para apoyar a un líder político, particularmente a Trump, quien ha expresado reiteradamente que las leyes son para los demás, no para él.

La Tabla 4 (abajo) muestra que el 77 por ciento dice que el sistema favorece injustamente a intereses poderosos, mientras que el 23 por ciento dice que, en general, es justo. Alrededor de dos tercios de los republicanos (68 por ciento) dicen que el sistema económico favorece a los poderosos, frente al 50 por ciento en 2019, y en consecuencia que “Trump es necesario para rectificar esas distorsiones”.

Ha habido menos cambios de opinión entre los demócratas, quienes abrumadoramente (85 por ciento) dicen que el sistema es injusto.

Después de servir en Washington durante casi cinco décadas, Biden ha visto repetidamente a presidentes abrazar una idea elaborada meticulosamente por algunos de los expertos más inteligentes del país, solo para verla explotar cuando se topa con la realidad política, sobre todo en el Congreso.

La compleja reforma sanitaria de Bill Clinton pareció buena a los académicos, pero se marchitó bajo los ataques republicanos. George W. Bush intentó modernizar el Seguro Social siguiendo las líneas recomendadas por los Think Tanks conservadores, pero los votantes se rebelaron. Los planes de inmigración de Donald Trump encontraron una feroz reacción del público. Y Obama, cuando Biden era vicepresidente, respaldó un amplio proyecto de ley de energía para limitar las emisiones de carbono que tuvo una muerte rápida e ignominiosa en el Senado.

La presidencia de Biden se destaca por conservar en elevada cuantía los hábitos del Senado, su hogar político durante más de tres décadas. De los 17 presidentes que pasaron tiempo en el Senado, Biden ostenta el récord con 36 años, superando con creces a Lyndon B. Johnson, quien estuvo 12 años, el segundo mayor número detrás de Biden.

Biden ha admitido que la transición no siempre ha sido fácil. «Creo que eso me ha quedado claro, hablando de encuestas, que el público no quiere que yo sea presidente- senador», dijo en una conferencia de prensa en enero de 2022. «Quieren que sea presidente.. , y que los senadores sean senadores. Y entonces, si he cometido… y he cometido muchos errores, estoy seguro. Si cometí un error, estoy acostumbrado a negociar para lograr que las cosas se hagan y, en el pasado, he tenido relativamente éxito en ello en el Senado de los Estados Unidos, incluso como vicepresidente. Pero creo que ese papel como presidente es… es un papel diferente”. Es precisamente eso lo que él hace casi siempre- “negociar” que es un eufemismo por “politiquear”- tratando de nadar y no mojarse la ropa.

A pesar de esa declaración, el mandatario claramente está mucho más atento a los miembros del Congreso y otros funcionarios electos que sus recientes predecesores. Obama tuvo relaciones frías con el Congreso, y a menudo envió a Biden, su vicepresidente, al Capitolio durante tensas negociaciones.

De hecho, a menudo se ha abierto una brecha entre la Casa Blanca y el Capitolio. Trump, el recién llegado político; Bush, cuyo único cargo anterior fue el de gobernador de Texas; W. Clinton, el joven de Arkansas; Ronald Reagan, el actor convertido en político; Jimmy Carter, el reformador posterior a Watergate, todos tuvieron relaciones irritables con el Congreso y buscaron sabiduría en otra parte.
Pero no es el caso de Biden y sus votantes quieren, mejor decir exigen, que esto cambie, y que deje de querer quedar bien con todos, lo cual generalmente termina en no quedar bien con nadie. En particular, el voto independiente desea que el presidente, para ser reelecto frente a D. Trump, tenga posiciones claramente diferenciadas de éste y de sus MAGAs para enfrentar al fascismo, votar por un antifascista con un poco más de testosterona. (seguirá)

rmh/jro

Nota:

1.- “El otoño del patriarca” es una obra maestra del extraordinario escritor colombiano, latinoamericano y del mundo, Premio Nobel de Literatura, Gabriel García Márquez, publicada en 1975. Gabo, con la más profunda humildad le dedico este artículo, a usted y a todos quienes protagonizaron la Operación Verdad hace 65 años.

José R. Oro
José R. Oro

José R. Oro Nació en Cuba en 1952. Geólogo de profesión, es autor de cuatro libros y más de 100 artículos especializados en minería, geología, ingeniería y medio ambiente y muchos otros de temas sociales, política y economía. Habla español, inglés, ruso y portugués. Experiencia en el desarrollo de grandes proyectos mineros y de infraestructura en Cuba, Puerto Rico, Venezuela, Colombia, Finlandia, Estados Unidos y Canadá. Vive en Connecticut, Estados Unidos. Casado.

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